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Islas

En el principio era la Palabra

KATA IOANEN

En el principio era la Palabra
y la Palabra estaba cerca del Dios
y Dios era la Palabra.
Ésta en el principio estaba
cerca de Dios.
Por medio de ella todo fue creado
y nada fue creado sin ella.
En ella estaba la vida
y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brillaba en las tinieblas
y las tinieblas no la han hecho suya.
Vino un hombre enviado por Dios
y su nombre era Juan.
Vino como testigo
para dar testimonio de la luz
para que todos creyeran por él.
Él no era la luz,
pero daba testimonio de la luz.
De la luz verdadera
que ilumina a todos los hombres
y había de venir al mundo.
En el mundo estaba,
por medio de ella el mundo fue creado,
pero el mundo no la conoció.
Vino entre los suyos
y los suyos no la recibieron.
Pero a los que la recibieron
y creen en su nombre
los ha hecho capaces de ser hijos de Dios
Y éstos no por la sangre
ni por la voluntad de la carne
ni por la voluntad del hombre,
sino por Dios son engendrados.
Y la palabra se hizo carne
y habitó entre nosotros
y hemos visto su gloria:
la gloria del unigénito del Padre
lleno de gracia y de verdad.

[Comienzo del evangelio de San Juan -trad. de José Ángel Valente-]

En el principio era la Palabra... Sería imposible encontrar hoy en día un discurso como este. Deberíamos remontarnos a las literaturas más primigenias para encontrar el (antaño exotérico) esoterismo que encierra la voz (¿conocéis las kotodama japonesas?) y poder participar, de verdad, en el maravilloso encanto que posee. Somos demasiado intelectuales.

Sólo destellos ahora. Humbert, el de Nabokov, tal vez, cuando Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo.Li.Ta...

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